Los de viento aumentan el número de agujeros y llaves para adaptarse a las tonalidades con muchas alteraciones. Algunos instrumentos que surgen en este período son el pianoforte, el arpeggione y el clarinete, mientras pierden vigencia casi hasta su extinción la viola da gamba, el clavicordio, la flauta dulce (que volverá a renacer en el siglo XX), el bajón y el laúd, entre otros. El fortepiano se impuso sobre el clave de tal forma que pasó a ocupar un lugar central en la música de cámara e incluso en los conciertos solistas.
Este es un periodo clave también para la orquesta porque se configura la orquesta sinfónica. De la orquesta de cámara se mantiene la sección de cuerdas como base, aunque esta es ampliada en número. Al avanzar el siglo queda fijada la sección de instrumentos de madera a dos: dos flautas traveseras, dos oboes, dos clarinetes y dos fagotes. La sección de metal solía incluir entre dos y cuatro trompas, dos trompetas (con timbales) y, ocasionalmente, uno o varios trombones. Se abandona la práctica del bajo continuo, y con ello el clavecín en la orquesta, salvo para los recitativos operísticos.
La ópera: Se había convertido en un fastuoso espectáculo de corte, a través del cual los monarcas y aristócratas exhibían su esplendor. Los temas se referían a la mitología y representaban grandes tragedias lírico-heroicas: era la llamada ópera seria, cantada en italiano.
Las clases sociales menos favorecidas contaban con su propio teatro musical, la ópera buffa: pequeñas actuaciones satírico-burlescas., de breve duración y argumento simple. Recurren a la expresión directa en lenguaje coloquial y se sirven de dos o tres personajes solamente, reduciendo al máximo los elementos musicales. Cobra mayor importancia la melodía popular de fácil construcción. La opera buffa ganó importancia y nivel artístico durante el Clasicismo, y aparecieron además versiones nacionales, escritas en la lengua local y con diálogos en lugar de recitativos, como el Singspiel en Alemania, la zarzuela en España y la opéra-comique en Francia.
Música religiosa: Un gran número de compositores siguió adscrito al servicio de la Iglesia, y continuaron escribiendo por tanto formas religiosas como la misa y el motete, en general para orquesta, coro y solistas, y en un estilo deliberadamente arcaico. Un ejemplo muy conocido de este género es el Requiem de Mozart.
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