Los compositores barrocos prestaban especial atención a los acordes. Pero la escritura contrapuntística se siguió utilizando, aunque sometida al encadenamiento de los acordes. Esto favoreció a la aparición del bajo continuo: sistema de acompañamiento característico de la música barroca, que consiste en una línea de bajo sobre la cual se interpretan unos acordes contrapuntísticos. El compositor escribía nada más la partitura de la línea de bajo. Los acordes no se escribían, pero se indicaban con pequeños números (cifrado) sobre los cuales el intérprete improvisaba. Los instrumentos más utilizados eran:
Para Interpretar Acordes (instrumentos polifónicos): clave, órgano, laúd, arpa, tiorba, guitarra.
Para Interpretar Bajo Continuo (instrumentos melódicos): violonchelo, viola de gamba, clave, fagot, contrabajo.
La alta consideración que tenía el bajo continuo quedó demostrada en el hecho de que a menudo era el maestro de capilla el que lo interpretaba con órgano o clave.
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